Elegía holandesa

El himno de Holanda empieza con la estrofa: “Guillermo soy de nombre/ de Nassau, Señor (…)/ al rey señor de España/ rendí yo siempre honor”. Aquellos eran tiempos y no ahora. Ya lo decía Rodrigo Caro: “Estos Fabio, ay dolor, que ves ahora/ campos de soledad, mustio collado/ fueron en otro tiempo Itálica famosa…
De todo aquel poderío ¿qué quedó? Llanto y dolor. Con lo que nos costó aquello. Ya lo dijo el clásico castellano del tiempo de Felipe IV: “¿Tendrá que arruinarse Castilla porque los holandeses quieran ser herejes?”. Pues Castilla se arruinó y los holandeses se han mantenido herejes, y se hicieron con el comercio mundial y con la prosperidad. Y así siguen. Algunos dicen que ganan más los holandeses con la agricultura almeriense que la propia Almería. Y beben más jerez que toda España junta. Toda una serie de argumentos que demuestran que, si en muchas cosas son más que nosotros, en una al menos son menos: gilipollas. Pero eso no los autoriza a colocarnos los cinco lobitos –la manita- en el casillero de goles en contra del Mundial. ¿Ese es el “honor” que Guillermo de Orange le rinde al rey de España? ¿Tendrá que tomar cartas en el asunto el nuevo Felipe, el VI?
El caso es que desde Felipe I (a) el Hermoso, no se ha visto en España tanto llanto y desazón como la noche y madrugada que acabamos de pasar, justo antes de ponernos a escribir este planto, esta elegía. Juana I de Castilla no creemos que tuviera un sufrimiento mayor que el de millones de españoles, que vieron con incredulidad sucumbir a los recios y esforzados futbolistas de la Roja. Deberían haber intentado ser los herederos de aquellos Tercios famosos, que en los pantanos neblinosos de Flandes sostuvieron la honra patria ante fuerzas muy superiores que, encima, defendían su propia tierra. Y eso que cobraban poco, mal y nunca, como si fueran empleados de la CEOE. Pensándolo bien, a lo mejor el hambre fue lo que movió a heroicidades a aquellos invencibles infantes imperiales españoles. Éstos, los “gladiadores” actuales, no se animan ni con los 720.000 € per cápita.
Claro que, a lo mejor, el miércoles le mete la selección española once a uno a Chile, y docena y media a Australia el día que le toque. Cosas más imposibles se han dado en nuestra Historia.